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viernes, 30 de noviembre de 2012

Nada es todo

          4 se atrevieron a hablar   

Es una silenciosa tarde de viernes. Y a pesar de la hora digo es en lugar de ha sido, porque nada aporta más sensación de seguridad que ese presente, tan contundente, tan efímero. Que al mismo tiempo conjuga todos los tiempos y todos los estados, y tiene esa capacidad tan grande de engaño. Pero en los tiempos que corren es difícil separar la verdad de la mentira; vivimos en un constante simulacro de vida y acciones que apenas nos dejan distinguir entre el humo que difumina en manchas borrosas el paisaje. Por eso prefiero dejarme engañar por la literatura. Ella sabe que me miente, y yo me dejo mentir conscientemente. Prostitución de palabras. Y creo que es la mentira más cierta que jamás tendremos. Es por esto que esta tarde se merezca un homenaje de humo denso y copas de más en el más puro onanismo. Sin embargo ni siquiera soy buena siendo mala y son imágenes que jamás saldrán de mi cabeza. Pura ilusión. Como el silencio que ahora se rompe. De fondo se escuchan ruidos de martillo. Uno, dos, tres... es fácil llevar la cuenta. Tan fácil que resulta igualmente simple imaginar que es otra cosa. Es nuestro juego. Juguemos a que cada golpe es una furiosa embestida tuya. Uno, dos, tres... Si para tú paras, si empieza tú empiezas. Pero tampoco tienen que ser furiosas. Creemos contradicciones, juguemos con las palabras en nuestro propio lenguaje. Sabes que me gusta, otra prueba más de que nada es cierto. Así que pueden ser embestidas dulces, casi tanto como tú. Mejor, que sean dulces, como tu sabor; dulce y salado, cálido y condensado, descansa en mis labios. Pero todo es ilusorio, y sigue siendo una silenciosa tarde de viernes. 

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A veces no te das cuenta de que has cruzado una línea... hasta que estás al otro lado y entonces, ya es demasiado tarde.

          ¿Quieres decir algo?   

Supongo que, a veces, lo mejor es intentar jugar al escondite con el tiempo. Ponerte a salvo antes de que termine por atacarte, seguramente ayudado por algún cómplice. Escapar corriendo y, cuando creas haberte alejado, parar en seco y sentir cómo tu respiración desacelera placenteramente al tiempo que un extraño estado de paz se apodera de ti.

"Pues bien, yo nunca soy capaz de hacerlo. Ni lo fui, ni creo que jamás lo sea. Porque...¿sabes? Yo soy de ésas que siempre se quedan paralizadas a unos metros antes de desaparecer del mapa. Me gusta quedarme muy quieta delante de los abismos, esperando a que algo me alcance y me haga reaccionar. Todo con tal de no caer al vacío sintiéndome un peso muerto. Y es que no puedo largarme de ningún lugar sin que el mundo deje su marca -de un modo u otro- en mí. Necesito esas pequeñas punzadas de emoción para seguir adelante.
Recuerdo la noche en que no supe decir con exactitud a qué olía tu cuello.
Ahora lo sé. Huele a escapatoria."


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jueves, 29 de noviembre de 2012

Sol

          ¿Quieres decir algo?   
Ya no soporto ni siquiera unos cuantos segundos más de esto, aunque haya esperado años. En el suelo maloliente, con los párpados adheridos, tomé la decisión de salir de aquí. Miro alrededor y busco un asidero, algo firme en qué apoyarme para levantarme, pero lo que único que veo son cosas en desorden, viejas, usadas y rotas, que inundan todo el espacio; lo más cercano está muy lejos para servirme de ello, por lo que trato, muy dificultosamente, de incorporarme usando las manos, las piernas. Me muevo infructuosamente, con mi frágil decisión doblándose casi hasta partirse. Siento calambres en toda partes, sobre todo en mi mente, que no me dejan hacerlo ni tan fácil ni tan rápido como quisiera. Logré incorporarme precariamente sobre mis piernas, con las manos en la mesa. Miembros entumecidos. La oscuridad sigue, pero al fin estoy de pie. Abro la ventana, llena de polvo, llena de olvido, llena de nuncas, y entra la luz; luz cegadora, que dificulta la visión por unos segundos. Puede que minutos. Puede que horas. Luego, todo comienza a aparecer ante mí. Todo lo que quise ocultar, de lo que corrí, lo que acepté sin pensar... ahora me miran sentados, no sé si esperando, no sé si asustados por el nacimiento tardío de este nuevo ser. Mirando hacia un lado y hacia otro, un par de lágrimas se escapan, dejando salir cada partícula de impotencia que hay en mí. Sólo queda levantar la cabeza. Sólo queda comenzar a respirar. El frío se vuelve calor. El resto… no se sabe, pero se puede mirar.


Ya es hora de que utilice esto para promocionar algo que merece la pena.

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jueves, 22 de noviembre de 2012

Verdades y mentiras que querrán decir lo mismo

          4 se atrevieron a hablar   
Entra por la puerta. Por esta vez dejemos todas las preocupaciones a un lado. Las tuyas. Las mías. Agárrame. Miénteme. Dale la mano al terrorismo emocional viniéndote conmigo. Dime que todo irá bien, que tienes todas las soluciones a mis problemas. Que son míos. Que son tuyos. Dime todas esas cosas que recuerdas de guiones de comedia romántica americana… Dime que podemos y lo haremos, pero dímelo porque yo ya no me lo creo.



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miércoles, 21 de noviembre de 2012

lunes, 19 de noviembre de 2012

Vivo en la ciudad mas infame, oscura y pérfida del planeta... pero eso lo dicen todos, así que no me creas.

          Alguien se atrevió a hablar   




















La ciudad es como tú: cuando te quieres perder llegas sin querer a tu destino.

Y cuando pides que el viento frío se lleve el dolor y las nostalgias, resultas ser la llama eufórica que alimenta la hoguera donde uno puede llegar a por un poco de calor, o bien a quemar poemas que el tiempo en la memoria escribiera.

Cae sobre mis hombros la última luz de la tarde como un grito que rompe la noche oscura y larga como tu pelo; tan deseado como el cáliz que entre tus piernas atesora tu veneno, y tan cruel como la espera del suicida que cuenta sobre el puente su número favorito de coches de su color predilecto, como queriendo aferrarse a algo en ese último momento y antes de hacerlo, le llegase el hálito del deseo por seguir viviendo.

La ciudad es como tú: seductora e inevitable infiel. Tan incapaz de darse por satisfecha, como de dejar de querer halagarte. Llegará el momento de que uno deje de pensar, pero no de justificarse.

La ciudad es como tú: todos la habitan pero nadie sabe verte. Voraz como la vida, simple como la muerte.
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No existimos

          ¿Quieres decir algo?   

Cuando esté lejos y mi sombra se haya marchado, piensa en lo que te digo todas las noches antes de dormir. Cuando los demonios se hayan ahogado bajo litros de distancia, podrás estar tranquilo. Yo estaré bien, abrazada a un recuerdo que se tambalea entre lo que nos hace esclavos y lo que nos hace libres. Soñaré que estás conmigo, dejando pisadas en la brillante nieve, y que me cuentas historias durante las largas noches del norte, y que me quedo despierta vigilando por si no respiras. Dile a tu olor que se quede entre mis brazos, necesito llorar aferrada a él. Seremos niños salvajes en un invierno carnívoro, jugando a ser alguien en un mundo donde no existimos. No existimos, amor, porque somos tierra y fuego,  raíces y nubes, flores y árboles quemados. No existimos porque vamos de la mano venciendo al frío, tan frágiles como un copo que cae, y se funde con el suelo, tan fuertes como soldados arrinconados en la trinchera, con pólvora en los labios y en los dedos. No existimos porque tenemos magia, y luz de luna, y un sol ardiente en cada pecho, no existimos porque aprendimos a volar ignorando al miedo, y aunque llevemos coronas de espinas, somos ángeles bailando  al son de las melodías de los funerales. Me iré lejos y tu me seguirás, cantando, y volveremos a gritarle a los aviones que desgarran nuestro cielo, como niños salvajes en un invierno carnívoro.

Extraído de: Respira
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2001 noches

          ¿Quieres decir algo?   
Sé que las realizaciones no bastan.
Sé que hice todos los deberes mal.
Quiero volver desesperado
a los lugares donde empezó el error.
Sé que no podré.
Nos matarán,
sé que nos matarán,
y sin embargo
miro dulcemente hacia los días donde ya no estaré.

Miguel Oscar Menassa
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Nada es eterno

          2 se atrevieron a hablar   

¿Dónde fue? ¿Dónde huyó? La puta desgracia que me irrita, que se recrea en mí disfrutando del trago de la saliva. Me fulmina la mirada helada de quien se cree machacado, y yo sigo aquí, ardiendo en el sofoco que me produce saber que cuando el fuego está hambriento, no para de comer hasta que se queda satisfecho.
A base de lágrimas no se puede apagar, pues aunque en un momento aminora, cuando prende, lo hace más orgulloso, y ya no come, sino devora.


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martes, 13 de noviembre de 2012

Vicios caros

          Alguien se atrevió a hablar   



Gritar. Gritar tan fuerte que pienses que te explotan los pulmones por falta de oxígeno. Hacerlo tantas veces hasta caer rendidos y quedarnos sin aliento. Saborear los momentos de después como si fueran los últimos del mundo. Volver a besar tus labios -que ahora son más míos que tuyos-.

No tenemos remedio. Hemos pecado ya demasiadas veces, pero cada vez es mejor que la anterior. Simplemente somos diminutas partículas presentes en miles de lugares del universo y que acaban juntas cuando no deberían estarlo, dejando todo lo demás de lado. Como una carga magnética, dos polos opuestos que se atraen, y cuando están juntos, pueden llegar a ser indestructibles.


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lunes, 12 de noviembre de 2012

Ansias de fuga

          2 se atrevieron a hablar   
-¿Qué es entonces lo que te atraía allá lejos?
-No quiero volver a pensar en eso. Nada... yo mismo.
-¿Pensabas entonces ser feliz lejos de nosotros?
-No buscaba la felicidad.
-¿Qué buscabas?
-Buscaba... quién era.
-¡Oh! Eres hijo de tus padres y hermano de tus hermanos.
-No me parecía a mis hermanos. No hablemos más de eso, aquí estoy de nuevo.
-Sí, hablemos todavía de eso. No consideres a tus hermanos tan diferentes de ti.
-Mi único cuidado será, en adelante, parecerme a todos vosotros.
-Dices eso como resignado.
-Nada es más fatigoso que comprobar la propia desemejanza. Este viaje, al fin, me cansó.


Aún sigo atrapada en mi propio agujero negro. 
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jueves, 1 de noviembre de 2012

Rip out the wings of a butterfly

          2 se atrevieron a hablar   


Podía notar como el sol pegaba en su cara. Pronto sintió como empezaron a calentarse sus mejillas. Bajó del coche. Sus tacones tocaban levemente el suelo, parecía que flotara; lo hacía con una gracia incomparable. Con cada movimiento de cintura su cabello rozaba la espalda.
Transcurridas algunas tazas de café y muchos cigarros más tarde, la noche tocó a su puerta. Se desnudó lentamente frente a su espejo. La luna parecía ser su única testigo. Llevó un nuevo cigarro a los labios, después se los mordió. Con cada bocanada de humo se escapaba un suspiro, un deseo y una de sus múltiples vidas.
Seguía desnuda frente al espejo. Sus pupilas estaban dilatadas. Pasó su mano fría por todo su cuerpo, estremeciéndose al contacto.

De la habitación continua emergía una canción. Tal vez de algún vecino, o de una radio vieja. Tal vez de su propia cabeza. Trató de bailar, pero no podía coordinar bien sus pasos, así que cayó sobre el piso.
No volvió a levantarse en toda la noche.

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