Crazy little thing called love
Dime, porque yo jamás fui buena para los cálculos. Dime cuantas horas, días, semanas, meses, ¿tal vez años? Cuánto más podremos sostener con fuerza los pedazos de felicidad que vamos encontrando. Son muchos, aunque no los suficientes. Jamás serán suficientes.
A veces, me dejo desnudar por otros. Algunos desnudan mis labios quitándoles el brillo. Hoy me quitaron la poca seguridad que restaba en mí. Creía poder jugar a controlar y no recuerdo bien en que momento llegué a pensar que estabas en mí, que éramos dos, que él, aquello… eras tú, nuestro.
Pero estas líneas jamás las escucharás de mis labios. Parte de mi parafernalia de envidiable personalidad fuerte se basa en no mostrar los puntos débiles. Mi último trago es por y para ti, la sonrisa que me provoque también y, sin duda, el vacío de no tenerte incordiando de madrugada a centímetros de mí... ese vacío es por, pero no para tí.
Sí, mi felicidad dependía de la posibilidad cercana de poder contar tus latidos y crearte recuerdos.