¿Acaso nuestro destino está ya escrito en algún macabro lugar?
El tiempo no espera a nadie. Lento pero constantemente avanza, sin doblegarse a ninguna voluntad; sin piedad ni misericordia. El tiempo es justo, pero no bondadoso. Un instante tras otro, poco a poco, casi sin percatarnos, nos lleva a todos a nuestro inevitable final. La cuestión es: ¿cuál es ese final?