Giras y giras hasta que el mundo se hace vida en tu cabeza. Tratas de volver y no puedes. Finalmente, caes hecha un llanto de risa. Te encoges a esperar que el suelo vuelva a su sólida forma y poco a poco ya nada tiene sentido.
domingo, 30 de junio de 2013
¿Acaso nuestro destino está ya escrito en algún macabro lugar?
El tiempo no espera a nadie. Lento pero constantemente avanza, sin doblegarse a ninguna voluntad; sin piedad ni misericordia. El tiempo es justo, pero no bondadoso. Un instante tras otro, poco a poco, casi sin percatarnos, nos lleva a todos a nuestro inevitable final. La cuestión es: ¿cuál es ese final?
jueves, 27 de junio de 2013
Metamorfosis
¿Mi metáfora de la vida?
Una corrida en un azulejo.
Un escupitajo en el suelo.
Cualquier mancha seca.
Incluso las hojas muertas.
Pero hoy el Sol brilla, así que debería alegrarme.
Ya recuperaré mi vida.
¿De qué me sirve aprenderme las reflexiones de otros si nadie escucha las mías propias?
Pero a fin de cuentas todos somos extraños.
Corridas.
Manchas.
Y hojas.
Una corrida en un azulejo.
Un escupitajo en el suelo.
Cualquier mancha seca.
Incluso las hojas muertas.
Pero hoy el Sol brilla, así que debería alegrarme.
Ya recuperaré mi vida.
¿De qué me sirve aprenderme las reflexiones de otros si nadie escucha las mías propias?
Pero a fin de cuentas todos somos extraños.
Corridas.
Manchas.
Y hojas.
martes, 11 de junio de 2013
sábado, 1 de junio de 2013
Favole
Era para él aquella mujer, delgada, enfermiza, ojerosa, una fantasía cerebral e imaginativa, que le ocasionaba dolores ficticios y placeres sin realidad. No la deseaba, no sentía por ella el instinto natural; la consideraba demasiado metafísica, demasiado espiritual; y ella, la pobre muchacha, enferma y triste, ansiosa de vida, de juventud, de calor, quería que él la desease, que él la amara con furor de sexo, y coqueteaba con uno y otro para arrancarle de su apatía; y al ver lo inútil de sus infantiles maquinaciones, tenía siempre una mirada de tristeza desoladora, una mirada de entregarse a la ruina de su cuerpo, de sus ilusiones, de su alma, de todo...
Sabor a agua salada
Sólo las oscuras calles y la luna escuchan su llanto desamparado. No es la lluvia que cae lo que humedece sus ojos, son las vidas pasadas, las horas invertidas en cortinas de aire, que se esfumaron de golpe. Elige la banda sonora más autodestructiva del mundo. Cómo latigazos siente punzadas que sacuden su corazón, rompiéndolo a trizas. Oleadas de tristeza recorren su cuerpo, es imparable. No encuentra consuelo alguno, ni solución viable al recordar lo que fue y en lo que se ha convertido.
Pequeña sonrisa de Amelie...