Cuántas veces morimos
dentro del cuerpo vivo.
En cuántas ocasiones
la llama del interior extinta
la clavícula del corazón partida.
Existen soledades
que son pura intemperie
y desalojo.
Existen soledades
tan a cara de perro,
tan desierto,
que ni siquiera gozamos
la compañía de nuestra legítima sombra.
Bien pensado,
la verdadera soledad
se cimienta en la propia ausencia,
en sentirse el espíritu de un muerto
dentro de un cuerpo vivo.
Hay soledades que matan, sobretodo aquellas que sientes cuando estas rodeado de gente y a pesar de eso la soledad se ve aumentada en vez de reducida....
ResponderEliminarEso es porque estar rodeado de gente nunca ha significado estar acompañado.
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