Hay mujeres que fueron educadas para masticarte lentamente el corazón. No es su culpa, desde luego, sólo están caminando en círculos viciosos: demasiadas telenovelas, una familia disfuncional, los consejos de su madre. Y el amor es una pésima imitación...
“Nunca me hiciste feliz y dudo que puedas hacer feliz a alguien. Ojalá al menos tú puedas ser feliz”. Demasiadas palabras para un simple adiós.