Mira detenidamente la vida, parece que está muy lejos de ser "como esto". Examina por un momento una mente cualquiera en un día cualquiera. La mente recibe una miríada de impresiones: triviales, fantásticas, fugaces... o grabadas con la dureza del acero. Vienen desde todas partes, un incesante empujón de miles de átomos; y cuando se caen, cuando se golpean así mismos dentro de la vida un lunes o un martes, siempre suenan diferente a como sonaban antes. La importancia del momento puede no venir de ahí sino de aquí; por eso, si fuéramos libres y basáramos nuestro trabajo en nuestros propios sentimientos y no en convenciones, no habría argumentos. Ni comedias, ni tragedias, ni tribulaciones sentimentales o catástrofes en el estilo aceptado. Y quizás nada lo hubiera tenido. La vida no consiste en una serie de focos gigantes simétricamente colocados, no, la vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos rodea desde el principio de la consciencia hasta el final.
0 colapsos arteriales:
Publicar un comentario