Sin mirar la pantalla del móvil, de memoria, cambió la melodía a vibración. Se mordió el labio inferior. Sonrió. Levantó el vuelo de su falda. Estiró la suave ropa interior de encaje blanco y puso el teléfono sobre todos esas puntillas y bordados con mucho apremio. El tic tac del reloj de pared le anunció que ya era hora de la llamada que aguardaba.
Parafilias (y parafobias) II
Sin mirar la pantalla del móvil, de memoria, cambió la melodía a vibración. Se mordió el labio inferior. Sonrió. Levantó el vuelo de su falda. Estiró la suave ropa interior de encaje blanco y puso el teléfono sobre todos esas puntillas y bordados con mucho apremio. El tic tac del reloj de pared le anunció que ya era hora de la llamada que aguardaba.