Uno no puede preguntarse correctamente qué es la vida, sino qué no es
Y es en estos momentos cuando me pregunto ¿por qué nuestro patético mundo debería importarle a alguien? ¿de verdad somos tan especiales? En una parte recóndita de nuestro a ser a todos nos gusta sentirnos elegidos, pero habiendo vivido tantos años en torno al sobresalto de la prestancia de nuestra identidad uno acaba desconfiando. Somos especiales porque deseamos serlo. ¿Pero si uno realmente no es el centro del mundo qué es? Me temo que, simplemente, es. Mazazo a nuestra autocomplacencia.
“Así es la vida". La gran caída, la gran paradoja del tropiezo, es que queremos explicarla y no nos la podemos explicar.