Un tiempo después una nueva chica se sentará con las piernas cruzadas en tu cama. Será como probar un nuevo sabor de chicle cuando ya te has acostumbrado a uno. Abrirá un libro, ese típico libro de lectura obligatoria del instituto que nunca acabaste y que termina acumulando polvo en cualquier estantería. Del capítulo tres se cae una foto nuestra; ahora tiene dos historias inacabadas en su regazo. Inevitablemente preguntará y tú le responderás.
Le dirás: Salí con ella hace un tiempo.
Pero no le dirás: A veces cuando estamos juntos aún huelo su perfume de vainilla.
Le dirás: No fue nada importante, algo que ocurrió en el instituto. Éramos muy jóvenes
Pero no le dirás: Los veranos que pasamos juntos calentaron las primaveras frías que había vivido.
Le dirás: Ya no significa nada.
Pero no le dirás: Pero lo fue todo en ese entonces.