Cosas que siempre quisiera contarte

No te haces una idea de las ganas que tengo y lo mucho que deseo notar tu cuerpo enredado en el mío ahora mismo, para luego caer dormidos, sabiendo que estás justo ahí y no vas a ir a ninguna otra parte.

Mentiras

Te amo - le dije- Nunca amé a nadie

como te amo a ti.

Mentí.

La verdad era que 

simplemente

nunca antes había amado a nadie.

Todo había nacido allí.

Con nosotros dos.

Happy ending

Un tiempo después una nueva chica se sentará con las piernas cruzadas en tu cama. Será como probar un nuevo sabor de chicle cuando ya te has acostumbrado a uno. Abrirá un libro, ese típico libro de lectura obligatoria del instituto que nunca acabaste y que termina acumulando polvo en cualquier estantería. Del capítulo tres se cae una foto nuestra; ahora tiene dos historias inacabadas en su regazo. Inevitablemente preguntará y tú le responderás.

Le dirás: Salí con ella hace un tiempo.
Pero no le dirás: A veces cuando estamos juntos aún huelo su perfume de vainilla.

Le dirás: No fue nada importante, algo que ocurrió en el instituto. Éramos muy jóvenes
Pero no le dirás: Los veranos que pasamos juntos calentaron las primaveras frías que había vivido.

Le dirás: Ya no significa nada.
Pero no le dirás: Pero lo fue todo en ese entonces.

Uno no puede preguntarse correctamente qué es la vida, sino qué no es

Y es en estos momentos cuando me pregunto ¿por qué nuestro patético mundo debería importarle a alguien? ¿de verdad somos tan especiales? En una parte recóndita de nuestro a ser a todos nos gusta sentirnos elegidos, pero habiendo vivido tantos años en torno al sobresalto de la prestancia de nuestra identidad uno acaba desconfiando. Somos especiales porque deseamos serlo. ¿Pero si uno realmente no es el centro del mundo qué es? Me temo que, simplemente, es. Mazazo a nuestra autocomplacencia.
“Así es la vida". La gran caída, la gran paradoja del tropiezo, es que queremos explicarla y no nos la podemos explicar.

Sentirte mío

Siento tu boca,
como se acerca, como se aleja, sonriendo, coqueteando
siento tus manos,
deslizándose suavemente por mi cuerpo tembloroso
siento tus ojos,
grandes luceros que de a poco
van socavando mi alma, escudriñando cada rincón,
desnudándome en la oscuridad.

Siento tu respiración,
que se vuelve pesada, se congestiona,
como una bomba a punto de estallar.

Me gustaría sentir también tus pensamientos,
tus emociones
sentirte entero,
sentirte mío.

Mójame de tu presencia

Ven, relájate. Déjate llevar o déjate traer. Ven conmigo. Mójame como tus dedos en mi boca. Tócame, disfrútame. Silénciame con tus besos. Mímame. Mátame lentamente de placer. Dómame y disfrútame. Escúchame, mírame, huéleme, acaríciame, saboréame, aráñame, envuélveme, despéiname, sofócame. Siénteme como te siento, quemando toda mi piel. Penétrame, arrástrame, elévame, resucítame. Traga saliva. Acércate, susúrrame, enloquéceme, libérame, muérdeme, asáltame, recórreme. Portémonos mal juntos y vibremos de placer. Altérame, móntame, enciéndeme, bébeme, acósame, gírame, caliéntame. Dinamita todas las barreras que se interpongan entre mi deseo y el tuyo.