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sábado, 12 de noviembre de 2016

Que no te olvide nunca

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Ahora que se escucha constantemente eso de “todos somos iguales” o “todos somos especiales” o “nada es mejor que nada”, conviene recordar que eso no siempre es cierto. Hay personas y PERSONAS.


Hay personas y personas porque hay elecciones y elecciones. Están esas, cotidianas, y ESAS que, aunque sea en un rápido y diagonal golpe de vista, se te quedan retenidas en la memoria. Siempre he creído que en la vida hay un listón, y que están los que pasan por debajo como en el limbo y los que pasan por encima haciendo un salto de altura. A la mayoría le asustan los grandes retos. Es una opción optar por el atajo, pero si lo haces, no presumas, pues aunque puede que llegues antes, nunca traerás la mochila tan llena como quien hace el camino necesario. Puede ser divertido, y eso está bien, pero el orgullo debe guardarse para cosas superiores (y el que realmente hace cosas superiores, no alardea, porque las cosas importantes no se muestran con palabras sino con actos.) Cuando no se aspira a la grandeza es porque algo hay apremiando la mediocridad. Detrás de cada conducta hay siempre algo que la refuerza. Cuidado con lo que aplaudimos. Nuestra vida es tan grande como aquello que admiramos.Y al final llegará un día en que la vida te pregunte ¿qué queda cuando te quitas el vestido?, ¿quién eres cuando te desnudas? De nada sirve el deseo si no lo acompaña la fantasía que evocan las vidas fascinantes. De nada sirve un brillante lazo si en el interior del paquete no hay nada. A nadie le enamora el vacío.



Por eso, a mí no me vengas solo con tu carita bonita. A mí dime algo que me cambie la forma de mirar la vida, ponme los ojos grandes y hazme sentir pequeña. Cuéntame tantas aventuras que sienta que me he perdido un millón de cosas. Dame ganas de comerme el mundo. Dime que sabes lo que quieres y que “o eso, o nada”; que ni te vendes ni negocias tus sueños. Dime que tu estantería no está vacía y que tu libro favorito no es un best seller. Hazlo con tanta pasión que me lo compre mañana. Dime que cuando puedes viajas, y que viajar no es lo mismo que hacer turismo. Dime que descubriste que el secreto de la felicidad no está en tener, sino en ser, crecer, dar y amar con valentía. Y dime que te partieron el corazón y que aún así lo pondrías sobre la mesa si se presentara la ocasión. No quiero un rato más, quiero alucinar contigo. No quiero mirarte, quiero admirarte. No quiero olvidarte, quiero que me dejes un surco después de beberte, como el café. Y, aunque quizás no pueda ser, aunque se acabe o aunque duela, quiero que el rato contigo merezca, si así fuera, una dulce pena.





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