Ven a mis brazos para abrazarte el alma,
para saborear tu sangre con sabor a semilla
y vaciar tus ojos en los placeres locos.
Ven a mis brazos para abrazarte el alma.
Para conocerte de cerca y saborear la madrugada,
para comernos la vida sin dejar huella.
Ven, para guardarte en las noches de insomnio.
Para aullar con amor lobo a una luna ensimismada.