Tú, señoría, no eres malo.
Él, señoría, no es malo.
Nosotros, señoría, no somos malos.
Vosotros, señorías, no sois malos.
Ellos, señoría, no son malos.
Entonces ¿qué está pasando aquí?, gritaron millones de personas que ya no podían conjugar nada.
Luego, estalló la
¿Qué está pasando aquí?, preguntaron después, cándidamente extrañados, gobernantes y opositores.
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