Dicen que cuando sostienes una caracola y te la acercas al oído escuchas el sonido del mar. Yo creo que en realidad escuchas el sonido de la eternidad. Mientras más se extiende más nos sumergiremos en sus profundidades y más intenso es el silencio. No hay que desesperar sino disfrutar de la presión e ir más lejos. Paradójicamente es en ese momento cuando llega la luz y el sonido. ¿Y por qué digo sonido? Porque el silencio es de algún modo tan perceptible que parece audible, que parece vivo.
Muchos sostienen que el silencio es como la muerte, un final. Pero yo no, yo no primo.
El silencio no me va a matar. El silencio es lo absoluto.
¿Acaso hay algo más eterno?