Llovía y los escaparates estaban vacíos, el amor en rebajas al 50% y los sueños esperando a un tren que quizás jamás llegaría. En esta ciudad gris, entre luces de neón y mentiras, el humo de las fabricas era una columna de recuerdos; su paraguas rosa destacaba entre la realidad; ella era la diferencia que trastornaba mis días grises
Ahora sé que yo también me podría volver como ellos, con un precio y una etiqueta colgando de mi cuello. Podría vender todas mis letras, destruir mis sueños, mi interior mismo, y hasta mi corazón regalarlo al sentido de la vida nihilista y hedonista para que tú volvieras a mi lado
Aunque esta soledad me duela y me haga daño dejará una estela de sangre para que puedas encontrar mi rastro.